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Expediente X

¿Es Moisés el sacerdote Osarsef?

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Moisés es conocido por el Éxodo y el Corán como un hombre que se encontró con Dios cara a cara en el monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos tras sacar a su pueblo, los hebreos, de la esclavitud en Egipto y llevarlo a la “tierra prometida” de Canaán. Este personaje es considerado como uno de los líderes religiosos más importantes de la historia del mundo. Las religiones del judaísmo, el cristianismo, el islam y el bahaísmo lo reclaman como un importante profeta de Dios y fundador de la creencia monoteísta.

La historia de Moisés se cuenta en los libros bíblicos del Éxodo, Levítico, Deuteronomio y Números, pero se sigue haciendo referencia a él en toda la Biblia y es el profeta más citado en el Nuevo Testamento. En el Corán también desempeña un papel importante y, de nuevo, es la figura religiosa más citada, ya que se menciona 115 veces, a diferencia de Mahoma, que solo se nombra cuatro veces en el texto. Sin embargo, ¿es posible que el personaje de Moisés fuera el sacerdote egipcio Osarsef?

Expedientes X

El sacerdote egipcio Osarsef

El historiador egipcio Manetón (siglo III a.C.) cuenta la historia de un sacerdote egipcio llamado Osarsef (Osarsiph) que dirigió a un grupo de leprosos en rebelión contra los deseos del rey que quería desterrarlos. Según Manetón, Osarsef rechazó el politeísmo de la religión egipcia en favor de una monoteísta y cambió su nombre por el de Moisés, que significa “hijo de…” y que suele utilizarse junto con el nombre de un dios. Por ejemplo, Ramsés sería Ra-Moisés, hijo de Ra. Al parecer, Osarsef no habría unido el nombre de ningún dios al suyo, ya que se creía hijo de un dios vivo que no tenía ningún nombre que los seres humanos pudieran pronunciar.

El historiador Flavio Josefo (c. 37-100 d.C.) relata la historia de Manetón sobre Osarsef/Moisés y la cita ampliamente en su obra. El historiador romano Tácito (c. 56-117 d.C.) cuenta una historia similar de un hombre llamado Moisés que se convierte en el líder de una colonia de leprosos egipcios. Esto ha llevado a varios escritores y estudiosos (Sigmund Freud y Joseph Campbell entre ellos) a afirmar que el Moisés bíblico no era un hebreo criado en un palacio egipcio, sino un sacerdote egipcio que lideró una revolución religiosa para establecer el monoteísmo.

Esta teoría vincula estrechamente a Moisés con el faraón Akenatón (1353-1336 a.C.), que estableció su propia creencia monoteísta en el dios Atón, diferente a cualquier otro dios y más poderoso que todos, esto lo hizo en el quinto año de su reinado. El monoteísmo de Akenatón puede haber nacido de un genuino impulso religioso o podría haber sido una reacción contra los sacerdotes del dios Amón, que se habían hecho casi tan ricos y poderosos como el trono. Al establecer el monoteísmo y prohibir todos los antiguos dioses de Egipto, Akenatón eliminó cualquier amenaza del sacerdocio para la corona.

Moisés fue un sacerdote de Akenatón

Es una teoría que da pie a que Moisés fue un sacerdote de Akenatón que dirigió a seguidores afines fuera de Egipto tras la muerte de Akenatón cuando su hijo, Tutankamón (c. 1336-1327 a.C.), restauró los antiguos dioses. Otros estudiosos equiparan a Moisés con el propio Akenatón y ven la historia del Éxodo como una representación mitológica del honesto intento de reforma religiosa de Akenatón. Pudo ser un personaje mitológico que cobró vida propia cuando su historia se empezó a contar una y otra vez, pudo ser una persona real a la que se le atribuyeron hechos mágicos o sobrenaturales, como puedo ser el caso de la “Epopeya de Gilgamesh”.

Es muy posible que el relato del Éxodo lo escribiera un escriba hebreo que vivía en Canaán y que deseaba establecer una clara distinción entre su pueblo y los antiguos asentamientos de los amorreos en la región. El libro del Éxodo se abre con los descendientes hebreos de José, cada vez más numerosos en la tierra de Egipto, por lo que el faraón, temiendo que se hagan con el poder, los esclaviza.

Moisés entra en la historia en el segundo capítulo del libro después de que el faraón sin nombre, todavía preocupado por la creciente población de los israelitas, decreta que hay que matar a todos los niños varones. La madre de Moisés lo esconde durante tres meses, pero luego, por miedo a que lo descubran y lo maten, lo mete en una cesta de papiro, enlucida con betún y brea, y, con su hermana vigilando, la coloca en los juncos junto al Nilo. Que por si no lo sabias, es el mismo relato que el nacimiento de “Sargón el Grande” escrito 2000 mil años antes.

El significado del nombre de Moisés

La cesta flota hasta el lugar donde se está bañando la hija del faraón. El niño es sacado del río por la princesa, que lo llama “Moisés” afirmando que eligió el nombre porque “lo sacó del agua” (Éxodo 2:10), lo que supone la afirmación de que “Moisés” significa “sacar”. Esta etimología del nombre ha sido impugnada ya que, como se ha señalado, “Moisés” en egipcio significaba “hijo de…”.

La hermana de Moisés, que sigue velando por él, aparece y le sugiere que traiga a una mujer hebrea para que amamante al niño y así trae a su madre que, al menos al principio, se reúne con su hijo. No obstante, hay que decir que la traducción bíblica al español tiene errores. En uno de los pasajes más conocidos de la Biblia, Moisés divide el Mar Rojo para que su pueblo pueda cruzarlo y luego cierra las aguas sobre el ejército egipcio que lo persigue, ahogándolo. La cuestión es que la traducción real del hebreo no es “Mar Rojo”, sino más bien “Lago de Juncos”.

Historiadores hablando de Moisés/Osarsef

El relato de Manetón se ha perdido, pero es citado ampliamente por Flavio Josefo y más tarde por el historiador romano Tácito. Según Josefo, el rey Amenofis III de Egipto deseaba “ver a los dioses”, pero un oráculo le dijo que no podría, a menos que limpiara Egipto de leprosos. Para el historiador Tácito, el rey egipcio se llama Bocchoris (el nombre griego del rey Bakenranef, c. 725-720 a.C.) y exilia al desierto a un sector de su población afligido por la lepra.

Según Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, Moisés fue asesinado por su pueblo y el recuerdo de este acto creó una culpa comunitaria que infundió la religión del judaísmo. No obstante, hay que decir que está teoría no tiene ningún respaldo, tan solo es una suposición de Freud. Al igual que con el relato del Éxodo, no hay registros que corroboren esta versión de los hechos y el reinado de Amenofis III no se caracterizó por ninguna rebelión de los leprosos ni de ningún otro.

El relato de Tácito sobre la llegada de Moisés al poder durante el reinado de Bakenranef tampoco está respaldado. Además, el relato de Manetón afirma explícitamente que Osarsef “invitó a los hicsos a volver a Egipto”, donde gobernaron durante trece años. Pero los hicsos fueron expulsados de Egipto hacia el año 1570 a.C. por Ahmose I de Tebas y no hay registros que indiquen que jamás regresaran. Según la teoría más famosa expuesta por Freud, la historia de Osarsef es en realidad un relato del reinado de Akenatón y de uno de sus sacerdotes, Moisés, que llevó a cabo su reforma. Puedes sacar tu propia conclusión de todos estos relatos.

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Bibliografía

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